domingo, 18 de octubre de 2015

UN DESENGAÑO DE ROSALIA DE CASTRO LADY HAGUA




UN DESENGAÑO

En las riberas vagando
De la mar, las verdes olas
Mira Argelina y contando
Las horas que van pasando
Vierte lágrimas a solas.

Sus lindos ojos de cielo
En el horizonte fija,
Por ver si encuentra
Un consuelo ¡más ay!,
Que es vano el anhelo
Que su corazón cobija.

Su amante le dijo allí
Desde su buque velero:
«Aguarda Argelina aquí:
Que si hoy dejarte prefiero,
 Mañana vendré por ti.»

Y entera la noche larga
Que silenciosa corría
Vio pasar; pero en su impía,
Cruel desventura amarga
No vio que su bien volvía.

Y el día también llegó:
Más fue que llegara en vano,
Que el bien que ansiosa esperó,
Consuelo del mal tirano,
Por el mar no pareció.

Y allí todavía está
Mirando a la mar movible,
Por ver si la mar le da
Lo que tal vez imposible
Para Argelina será.

Y viendo al fin reducidas
Sus esperanzas en nada,
Viendo en el viento esparcidas,
Las ilusiones perdidas,
Su bienandanza frustrada;

Mirando al bien que se aleja
Con su fugitivo encanto,
Dijo en tristísima queja:
« ¿Por qué tan sola me deja,
Cuando yo le amaba tanto?

¿Por qué si tras él corrí?
¿Por qué si hasta aquí llegué?
¿Por qué si tanto esperé
A verle más no volví?

¿No comprendió que sin él,
Fuera un tormento mi vida,
Donde guardara escondida
Llena una copa de hiel?

 ¡Adiós, ventura de un día!
¡Adiós, delicia soñada,
Donde he mirado estampada
Toda la esperanza mía!

¡Ya nunca más te veré,
Que el rudo penar que siento
Me irá consumiendo lento,
Y de dolor moriré!

¡Adiós, hermosa ribera
Donde mi esperanza dejo
Ya para siempre me alejo
De tu orilla placentera.

Más si viniendo él aquí
Oyeras su dulce canto,
Contéstale, dile cuánto,
Cuánto por él padecí!...»
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ya su vivienda tornando
Supo después que olvidada
Fue de su amante,
Y postrada no resistió su dolor.

Y encerrándose en la tumba
Tanta belleza en un día nadie
Pensó que moría
¡De un desengaño de amor! 






A LA LUNA DE ROSALIA DE CASTROS DEL ALBUM ORILLAS DEL SAR LADY HAGUA





A la luna
I
¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.

De su pálido rayo la luz pura
como lluvia de oro cae
sobre las largas cintas de verdura
que la brisa lleva y trae.

Y el mármol de las tumbas ilumina
con melancólica lumbre,
y las corrientes de agua cristalina
que bajan de la alta cumbre.

La lejana llanura, las praderas,
el mar de espuma cubierto
donde nacen las ondas plañideras,
el blanco arenal desierto,

la iglesia, el campanario, el viejo muro,
la ría en su curso varia,
todo lo ves desde tu cenit puro,
casta virgen solitaria.

II
Todo lo ves, y todos los mortales,
cuantos en el mundo habitan,
en busca del alivio de sus males,
tu blanca luz solicitan.

Unos para consuelo de dolores,
otros tras de ensueños de oro
que con vagos y tibios resplandores
vierte tu rayo incoloro.

Y otros, en fin, para gustar contigo
esas venturas robadas
que huyen del sol, acusador testigo,
pero no de tus miradas.

III
Y yo, celosa como me dio el cielo
y mi destino inconstante,
correr quisiera un misterioso velo
sobre tu casto semblante.

Y piensa mi exaltada fantasía
que sólo yo te contemplo,
y como que es hermosa en demasía
te doy mi patria por templo.

Pues digo con orgullo que en la esfera
jamás brilló luz alguna
que en su claro fulgor se pareciera
a nuestra cándida luna.

Mas ¡qué delirio y qué ilusión tan vana
esta que llena mi mente!
De altísimas regiones soberana
nos miras indiferente.

Y sigues en silencio tu camino
siempre impasible y serena,
dejándome sujeta a mi destino
como el preso a su cadena.

Y a alumbrar vas un suelo más dichoso
que nuestro encantado suelo,
aunque no más fecundo y más hermoso,
pues no le hay bajo del cielo.






ORILLAS DEL SAR - ROSALIA DE CASTRO - LADY HAGUA




FRAGMENTO - ORILLAS DEL SAR

Una visión de armiño
Una ilusion querida
Un suspiro de amor
De tus suaves rumores la acorde consonancia,
ya para el alma yerta tornóse bronca y dura
a impulsos del dolor;
secáronse tus flores de virginal fragancia;
perdió su azul tu cielo, el campo su frescura,
el alba su candor.

La nieve de los años, de la tristeza el hielo
constante, al alma niegan toda ilusión amada,
todo dulce consuelo.
Sólo los desengaños preñados de temores,
y de la duda el frío,
avivan los dolores que siente el pecho mío,
y ahondando mi herida,
me destierran del cielo, donde las fuentes brotan
eternas de la vida.

¡Oh tierra, antes y ahora, siempre fecunda y bella!
Viendo cuán triste brilla nuestra fatal estrella,
del Sar cabe la orilla,
al acabarme, siento la sed devoradora
y jamás apagada que ahoga el sentimiento,
y el hambre de justicia, que abate y que anonada
cuando nuestros clamores los arrebata el viento
de tempestad airada.

¡Ho tierra siempre agotada y bella!

¡Del Sar cabe la orilla!
¡Del Sar cabe la orilla!




DE LAS MIL Y UNA NOCHE COMO EL BRILLAR DE UN RELAMPAGO - LADY HAGUA






Decía el poeta:-

De aquella que tanto amaba
El sino me ha separado
Y las penas han venido
A sentarse a mi lado

Dolor rebosa mi pecho
Tengo el ánimo turbado
¿Qué hacer si al lanzar la flecha
Salta y se nos rompe el arco?

Cuando el sino nos persigue
No hay manera de evitarlo
Prevenido estaba yo
Contra su dolor y engaño

Abierto tenía los ojos
Pero todo ha sido en vano
Que el sino para perdernos
Siempre acaba por cegarnos

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De honor la arena se cubre
En ella imprime su rostro
Cuando el desierto atraviesa
Buscando a su bien amado

Y cuanto no es el dolor
Al encontrar desolado
El lugar que tenían
Sus dulces sitas ataño

A los mares interroga
Y ellos cerrándole el paso
Le contestan:- No te afanes
¡Que no vuelve lo pasado!

¡Con aquel que tanto amas
Unirte te está vedado!
¡Fue nuestro amor solamente
Como el brillar de un relámpago!

Poema tomado del libro:  Las Mil Y Una Noche….Historia De Ali Schar Con Sumurrud La Esclava
COMPOSITORA: Lady Hagua – Mary Carmen Diez Colorado












GUITARRA DE NICOLAS GUILLEN LADY HAGUA








GUITARRA

Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.

Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira 
la carne dura.

¿Arde la guitarra sola?
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.

Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,

y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaína.

¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!

Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero. . .

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.









sábado, 17 de octubre de 2015

ROMANCE DE LA PENA NEGRA GARCIA LORCA COMPOSITORA LADY HAGUA




Romance de la pena negra

Las piquetas de los gallos 
cavan buscando la aurora, 
cuando por el monte oscuro 
baja Soledad Montoya. 
Cobre amarillo, su carne 
huele a caballo y a sombra. 
Yunques ahumados sus pechos, 
gimen canciones redondas. 
Soledad, ¿Por quién preguntas 
sin compaña y a estas horas? 
Pregunte por quien pregunte, 
dime: ¿a ti qué se te importa? 
Vengo a buscar lo que busco, 
mi alegría y mi persona.

Soledad de mis pesares, 
caballo que se desboca, 
al fin encuentra la mar 
y se lo tragan las olas. 
No me recuerdes el mar, 
que la pena negra, brota 
en las tierras de aceituna 
bajo el rumor de las hojas. 
¡Sol¡Qué pena tan lastimosa! 
Lloras zumo de limón 
agrio de espera y de boca. 
¡Qué pena tan grande! Corro 
mi casa como una loca, 
mis dos trenzas por el suelo, 
de la cocina a la alcoba. 
¡Qué pena! Me estoy poniendo 
de azabache, carne y ropa. 
¡Ay, mis camisas de hilo! 
¡Ay, mis muslos de amapola! 
Soledad: lava tu cuerpo 
con agua de alondras, 
y deja tu corazón 
en paz, Soledad Montoya.

Por abajo canta el río: 
volante de cielo y hojas. 
Con flores de calabaza, 
la nueva luz se corona. 
¡Oh pena de los gitanos! 
Pena limpia y siempre sola. 
¡Oh pena de cauce oculto 
y madrugada remota!


edad, qué pena tienes! 





                                                           

LAS CANCIONES QUE OYO LA NIÑA - ROSALIA DE CASTRO COMPOSITORA LADY HAGUA

                                                           
                             Las canciones que oyó la niña

Tras de los limpios cristales
se agitaba la blanca cortina,
y adiviné que tu aliento
perfumado la movía.

Sola estabas en tu alcoba,
y detrás de la tela blanquísima
te ocultabas, ¡cruel!, a mis ojos...
mas mis ojos te veían.

Con cerrojos cerraste la puerta,
pero yo penetré en tu aposento
a través de las gruesas paredes,
cual penetran los espectros;
porque no hay para el alma cerrojos,
ángel de mis pensamientos.

Codicioso admiré tu hermosura,
y al sorprender los misterios
que a mis ojos velabas... ¡perdóname!,
te estreché contra mi seno.

Mas... me ahogaba el aroma purísimo
que exhalabas de tu pecho,
y hube de soltar mi presa
lleno de remordimiento.

Te seguiré adonde vayas,
aunque te vayas muy lejos,
y en vano echarás cerrojos
para guardar tus secretos;
porque no impedirá que mi espíritu
pueda llegar hasta ellos.

Pero... ya no me temas, bien mío,
que, aunque sorprenda tu sueño,
y aunque en tanto estés dormida
a tu lado me tienda en tu lecho,
contemplaré tu semblante,
mas no tocaré tu cuerpo,
pues lo impide el aroma purísimo
que se exhala de tu seno.
Y como ahuyenta la aurora
los vapores soñolientos
de la noche callada y sombría,
así ahuyenta mis malos deseos.

Otra
Hoy uno y otro mañana,
rodando, rodando el mundo,
si cual te amé no amaste todavía,
al fin ha de llegar el amor tuyo.

¡Y yo no quiero que llegue...
ni que ames nunca, cual te amé, a ninguno;
antes que te abras de otro sol al rayo,
véate yo secar, fresco capullo!
  
                                                                  




SUEÑO DEL MARINERO RAFAEL ALBERTI COMPOSITORA LADY HAGUA

                                                               
                       "Sueño del marinero" de Alberti 
Yo, marinero, en la ribera mía, 

posada sobre un cano y dulce río 

que da su brazo a un mar de Andalucía, 

sueño en ser almirante de navío, 
para partir el lomo de los mares 
al sol ardiente y a la luna fría. 

¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares 
islas del norte! ¡Blanca primavera, 
desnuda y yerta sobre los glaciares, 

cuerpo de roca y alma de vidriera! 
¡Oh estío tropical, rojo, abrasado, 
bajo el plumero azul de la palmera! 

Mi sueño, por el mar condecorado, 
va sobre su bajel, firme, seguro, 
de una verde sirena enamorado, 

concha del agua allá en su seno oscuro. 
¡Arrójame a las ondas, marinero: 
-Sirenita del mar, yo te conjuro! 

Sal de tu gruta, que adorarte quiero, 
sal de tu gruta, virgen sembradora, 
a sembrarme en el pecho tu lucero. 

Ya está flotando el cuerpo de la aurora 
en la bandeja azul del océano 
y la cara del cielo se colora 

de carmín. Deja el vidrio de tu mano 
disuelto en la alba urna de mi frente, 
alga de nácar, cantadora en vano 

bajo el vergel añil de la corriente. 
¡Gélidos desposorios submarinos 
con el ángel barquero del relente 

y la luna del agua por padrinos! 
El mar, la tierra, el aire, mi sirena, 
surcaré atado a los cabellos finos 

y verdes de tu álgida melena. 
Mis gallardetes blancos enarbola, 
¡oh marinero!, ante la aurora llena 

¡y ruede por el mar tu caracola! 

"Sueño del marinero" de Rafael Alberti 




FUNERALES RAFAEL ALBERTI LADY HAGUA

                                                           
                                             FUNERALES

¡Pescadores, pescadores
Lanzad el arpón al viento,
Y en banderas sin colores
Izad vuestro sentimientos!

Lloren los ojos del puente
Las aguas de treinta rios;
Que el puño de la corriente
Rompa en el mar los navíos.

¡Lampiñas guardias marinas,
Que alegres guardáis las olas,
Giman las negras bocinas
Y callen las caracolas!

¡Marineras, marineras,
Mujeres del aire frio,
Regad vuestras cabelleras
Negras por el playerio!

¡Sal, hortelana, del mar,
Flotando, sobre tu huerto,
Desnuda para llorar
Por el marinero muerto!

Llueve sobre el agua, llueve
Nieve negra de alga fría.
Entre glaciares de nieve,
Abierta, la tumba mía.

¡Funerales de las olas!
¡El viento en los arenales!
---Entre apagadas farolas
Se hunden mis funerales--

DE RAFAEL ALBERTI

  

Los Enanitos de German Berdiales Cantautora Lady Hagua

                                                         
                                                                 Los enananitos
      
Cuando está la luna
sobre el horizonte
muchos enanitos
juegan en el monte.
A las esquinitas
y a la rueda,rueda,
juegan los enanos
bajo la arboleda.
Muy blanca la barba,
muy rojo el vestido,
los enanos juegan
sin hacer ruido.
Y así, como blandos
ovillos de lana,
por el campo corren
hacia la montaña.

Germán Berdiales
  


Gracias a todos por compartir!!!